Los antivirus se dividen en dos clases según el tipo de protección que ofrecen: protección a la carta y protección siempre activa. La primera localiza los virus examinando los archivos de tu ordenador uno a uno durante un escaneo.
La protección a la carta es también aquella que tiene lugar cuando eres tú quien decide empezar un análisis de virus, quizás porque sospechas que tu ordenador podría estar infectado y quieres comprobarlo (y eliminar el virus de confirmarse).
Será clave la velocidad a la que el software de seguridad pueda escanear el Mac. Algunos tardan mucho tiempo en hacerlo y eso puede llegar a colapsar la CPU del ordenador. Tener que esperar seis horas para saber si está infectado no es nada práctico ni tranquilizador.
Por otro lado, la protección que siempre está activa es aquella que tiene lugar cuando no se están realizando escaneos. Con la llegada de un malware, el programa lo detecta para eliminarlo o para que sea el usuario quien decida qué hacer con él.
En estos casos, lo más habitual es recibir una notificación que te alerta de que se ha detectado malware. No todos los programas te dan la misma cantidad de información, y eso es algo que ha determinado nuestro análisis.
Muchos antivirus también incluyen herramientas para detectar ransomware. Se trata de un nuevo tipo de malware que, tras infectar el ordenador, encripta los archivos del usuario y pide un precio para desencriptarlos.
Para proteger el Mac ante este tipo de virus, el software tiende a impedir que cualquier aplicación pueda modificar carpetas como Documentos o Fotos, a no ser que dicha app tenga permiso (como es el caso de Microsoft Word o la app Fotos de Apple).
Muchos otros antivirus también vienen con una red privada virtual (o VPN), que encripta la conexión a Internet para protegerla. Eso es útil cuando se usan redes wifi públicas, aunque la mayoría no ofrece la opción de desbloquear contenido geobloqueado.
Pese a que estas extensiones para el navegador no son un sustituto de los servicios VPN de pago, sí que son muy útiles para evitar que el usuario utilice Internet de forma peligrosa, ya sea visitando páginas de dudosa seguridad o dando datos personales.
Además de una VPN, los antivirus también suelen ofrecer otras herramientas (gestores de contraseñas, controles parentales, almacenamiento en la nube…), aunque estas suelen subir el precio. Si no las necesitas te ahorrarás bastante dinero.
En nuestro análisis, precisamente también hemos tenido en cuenta el precio. Todos los antivirus se pagan mediante una suscripción anual, lo que significa que no puedes pagar una vez por una licencia que te dure toda la vida.
A menudo encontrarás un descuento por el primer año de suscripción, pero tendrás que estar preparado para pagar el precio completo cuando sea renovada (y este suele ser el doble). También te llevarás un descuento si pagas por varios años de suscripción.
Algunas suscripciones te permiten instalar el software en más de un ordenador (ya sean Windows o Mac), y eso puede ser un punto a favor. Lo más probable es que te interese proteger todos tus ordenadores, smartphones y tablets bajo una misma suscripción.
